Tienes dos opciones. Puedes hacer
que las cosas pasen. O puedes dejar que las cosas pasen, simplemente. Dejar que
las cosas pasen es fácil. No requiere esfuerzo de tu parte. El problema es que
cuando dejas que pasen, las cosas casi nunca serán de la manera en que tú
querías que fuesen.
La otra opción es hacer que las
cosas pasen. Para esto hace falta que tú te involucres activamente. Requiere
esfuerzo, al igual que enfoque, compromiso, disciplina y perseverancia. Cosas
que suenan complicadas; y lo son. Sin embrago, el mero hecho de que sean
difíciles de realizarlas, no significa que deban ser evitadas.
Cuando haces lo que hace falta para
que las cosas sucedan, consigues los resultados que deseas. La única manera de
lograr que la vida te dé lo que quieres, es poniendo todo lo que tienes de tu
parte. Y eso se hace con acciones y con esfuerzo.
Por supuesto, puedes correr el
riesgo y simplemente dejar que las cosas pasen. Hasta puede que tengas suerte,
aunque pocas veces sucede. O puedes dar los pasos necesarios, poner todo de ti
mismo día tras día y hacer que las cosas sucedan. Es el único camino confiable
hacia la construcción de la vida que deseas.